En aquel momento cayo endeble. Murio joven. (Es lo que las personas piensan al querer evitar con palabras tal suceso.)
Pero cayo sobre mis espaldas. Desparramada. No dijo nada.
No podía decirlo.
Se veía aun en su ancha cara cierta reticencia a la muerte. Empero, ya había llegado su tiempo. No hubo nadie que preguntara ¿por que?. (Sin embargo, todos en algún momento hacemos tal pregunta. ¿Por que? Asi es la muerte, siempre caprichosa.)
Su piel arrugada, escamada, agrietada como las redes de una tela de araña hablaba de su fragilidad. Tan triste era su apariencia, que al caer fría sobre mi espalda, rozando mi cuello; al verla y tomar aquella figura como una hoja marchita en mi mano pensé:
“Tal vez la respuesta al cáncer este en las plantas y no en los animales.”
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interezante
Me encanta tu làpiz, Dann… siempre me ha gustado porque logra poner en palabras el pensamiento de muchos, el mio… 🙂 THUMBS UP, pa’ ese breve y excelente relato!
Excelente narracion!!
Me encanta!
Sera que todos tenemos miedo a hacer esa pregunta?
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